martes, 10 de octubre de 2017

contraluz con felipe vega



Creo que lo conocí a finales del 85 o principios del 86. Fuimos pareja creativa en la agencia de publicidad JWT, hasta el 87, en que dejó la publicidad para dedicarse al cine. Entonces solo era crítico y estaba empeñado en sacar adelante su primera película, que ya había bautizado como Mientras haya luz, que no paraba de bullir en su coco. Intermedié para que Falsos pies le grabara una maqueta cuando aún buscaba la música. Era un leonés honrado, un tío simpático y erudito; aprendí mucho de tan solo escucharlo. Fumaba en pipa. Esta foto nos la hizo su amigo José Luis López-Linares en el despacho de Felipe. Por aquel entonces estaban preparando el rodaje en Portugal y José Luis era el director de fotografía. Apareció por la agencia con su Leica y nos hizo la foto a contraluz. Para conseguir más naturalidad hacía como que disparaba y luego lo hacía realmente cuando el ojo se separaba del visor. En febrero del 87 atravesé el Guadiana con mi coche sobre una barcaza y llegué a Vila Real de Santo António a pasar unos días viendo el rodaje, sin inmiscuirme, solo como mero espectador. Felipe me ofreció cama en su habitación del hotel. Ese mismo año presentó su película al Festival de San Sebastián y ganó el Premio de la Sección de Nuevos Realizadores. Con el dinero pudo pagar las deudas contraídas para poder terminarla. Hoy día es ya un realizador y guionista conocido. El otro día lo vi en la tele pública hablando de cine. Su barba había menguado y encanecido; pero era el mismo, mantenía ese punto de interés que ofrecía contando anécdotas, esa joven alegría y su sentido del humor.
¡Que los dioses acompañen a los guerreros!

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